*Pauline a.k.a Chatunga…hay que joderse!*- Vale, lo que me faltaba, ¿Qué coño haces tú aquí? Lárgate.
- Enana, estás hecha un asco. ¿hace cuánto que no te miras al espejo?
- No es asunto tuyo, déjame.
- Te he echado de menos…
- Sí. Es lo que tiene pisotear como un perro, que luego echas de menos a ese perro. Lárgate.
- Estás temblando, hoy me he acordado de ti y…
- Mira, si estoy así, en parte es culpa tuya, en gran parte, joder, no me reconozco, me recuerdo a mí misma cuando tú… déjame. No me dejas hacer nada, eres un puto fantasma que no se va. Vete.
- No soy un fantasma, estoy aquí. Y me he traído tu carta, la estaba leyendo y…¿recuerdas lo bien que lo pasábamos? ¿recuerdas cuando saltamos el fuego? Las veces que te lanzabas con ropa y todo a la piscina, no sé, te importaba una mierda todo, eras tan fuerte…
- Sí, gracias por quitarme toda esa fuerza y hacerme una miedica, gracias, de verdad, gracias por todo y por aparecer justo hoy especialmente, cuando eres la última persona que querría ver.
- He oído que quieres cambiarte el nombre, pero, ¡si te lo puse yo!
- Anda! con un poco de lógica llegarás a una concusión supertonta.
- Vamos a patinar!! Y Chatunga es un nombre genial, no me digas…
-¿qué? mira, yo ya no patino, ni canto ni bailo ni nada.
- Pero las libretas, tengo miles no habrás dejado también de…
- Justo hoy. Vete.
- Las libretas no…Yo también lo pasé mal…desde que tú no estás no…
- No me toques.
- Dame sólo hoy. Dame sólo hoy. Aunque sólo sea para pasar página, para olvidarte de mí definitivamente. Dame hoy.
- Me sé de memoria tus historias. Estoy harta de ser una imbécil. Y te acabaré buscando y no…no tengo fuerzas ya para esto.
- Yo no he dejado de…
- Pues, ¿sabes qué? yo no he dejado de pasarlo mal, y más viendo que tú haces como si nada, excepto esos días que te entran los ataques ñoños o las neuras vía sms o burofax si te empeñas y me lanzas mensajitos subliminales hasta que vienes a buscarme. Pero claro, yo no te puedo buscar nunca, eso sí que no. Tú ven siempre que quieras, que aquí estará “chá/chatunga” para cuando usted precise. Y luego otra vez como si nada, ¿hasta cuando?…hasta cuando. ¡Porque llevamos así seis años! Lárgate, joder, lárgate.
Me despierto toda sudada y con fiebre. Sólo son las seis de la tarde. Aún sigo igual, igual implica que nada ha cambiado, que los síntomas son los mismos, que nada ha hecho efecto.
Como un acto de inercia, salgo corriendo hasta donde sé que estarás. Sí, ese sitio que por regla general evito, y, si no evito, al menos rezo a un dios menor para que cuando pase no te encuentre. Pero hoy voy allí como aplastando el tiempo, como antes…huyo de ti hacia ti. Cada paso que doy tengo más miedo, y estoy segura que lo que hago es lo último que debería hacer. En mi línea. Espero que tú me salves, tú, la que enterraste cualquier posibilidad de que los demás tuvieran paciencia conmigo, de que algún ser humano me aguantase más de lo estipulado.
- ¿quién es?
- Soy yo.
Silencio. Y “retorno al principio, otra vez estoy en mi sitio…” Silencio, silencio, silencio, siempre con los putos silencios allá donde vaya. Más y más silencio. Cuándo se irá ese silencio no-cómodo, para dar rienda suelta a los silencios hogareños…
- Te…necesito. Abre, por favor.
Silencio. Pobre ilusa. ¿qué esperabas? La vida te ha enseñado a no esperar nada y tú sigues esperando, ¿Qué coño esperabas? En serio, es que a veces pareces gilipollas. Ahora ella te iba a abrir, claro, y luego, sin decir nada, te iba a colmar de abrazos y a comer a besos, luego te iba a solucionar el problema, te iba a dar encima el día más maravilloso de muchos, y, como colofón final, te iba a regalar un avión, a cambiar el moralito judeo-cristiano español y a hacer una lobotomía, te ibas a hartar de follar ferozmente y para el resto de tu vida con quien tú quieras, ¡sin problemas!, incluídas Shane y Sofía Boutella, aunque ahora seas una ameba, aunque ahora sólo quieras un abrazo de alguien que no está y, ¡no sólo eso!, iba a mover los hilos para que expusieras en el Moma y para que el Timba te hiciera unas bases pa que cantases a dúo con Justin. Por cierto, también iba a curarte la enfermedad de Crohn y a juntar a los Piratas, ¿no te lo he dicho? pues sí, esta chica es lo que tiene, que se pone y hasta te resucita a Virginia Woolf, a Platón, a Bertolt y a Janis, y si se pone aún más burra, hasta a tu padre. Acabará con el hambre en el mundo, con la niña del Pompón y con tu vecino el tonto de la corneta, y, aún en el último suspiro, le daría tiempo para comprarle una peluca afro al Titolino, a solucionar tus infortunios familiares, a encontrar a tu hermano y ya, haciéndose un poco de rogar porque es orgullo es lo que tiene, accedería por fin a coger Cataluña entera y ponerla al lado de Gibraltar, comprarte una Vespa especial con todos sus espejos, inventar la dote más grande del mundo hecha a base de caramelos Drácula y llevarte a Benidorm, al Pepe`s bar y a donde te saliera a ti del mismísimo coño, con perdón.
Me vuelvo por donde he venido. Esto es ridículo. Era previsible. Y, casi mejor así, pero ahora no sé qué hacer. Vagar por la ciudad es de idiotas. No es que la gente que vague por la ciudad sea idiota, es que los idiotas tienen la tendencia de vagar por la ciudad, como los demás, pero haciendo el idiota. Sólo espero que la casualidad ponga en mi camino a alguien dispuesto a invertir una tarde festiva en amargarse un poco con mi estado lamentable. Porque yo no le dejaría, me tragaría todo, diría que estoy así porque no me he peinado y le imitaría a Eva Arguiñano para que se riera. Me tragaría todo, a lo garganta profunda, que se me da muy bien. Podéis preguntar referencias.
La casualidad es gilipollas y arrogante y no pone a nadie en mi camino. Así que tiro hacia donde estaba.
Le doy al orden aleatorio del reproductor, para que esté acorde con el universo que me rodea. Es lo más coherente que he hecho en mucho tiempo, desde luego. Porque no aguanto más silencio y este estómago está de acuerdo. Hemos tenido suerte, suena una canción bastante movidita. Suelto una risa irrisoria. Me duele todo pero saco fuerzas del cajón ese que está tan escondido, donde están tus cosas. Y saco el pañuelo que me regalaste para las actuaciones. Bastante feo, por cierto, pero a mí me parecía lo más maravilloso que habían tocado mis manos, después de ti. Cojo el pañuelo-masoca, lo otro intento no mirarlo demasiado, pero se me van los ojos hacia una foto. Sí, esa en la que yo me había subido a un buzón para estar a tu altura y luego no podía bajar. Sí, ese día en el que nos escapamos y juramos no volver. Sí, recuerdo que íbamos con lo puesto y con doscientas pesetas, un brillo de labios, una libreta y una cinta con mis canciones, por si aparecía algún productor, con la suerte que habíamos tenido hasta ahora era lo lógico. Sí, nos habíamos escapado por la bronca que te montó tu madre y porque la mía nos había pillado. Sí, sí, si me acuerdo cuando me enganchó tu madre y me iba a matar, hay cosas que no se olvidan… Sí, ya sé donde acabamos esa noche, y todo lo que pasó después. Sí, sí, yo también creo que lo más conveniente es cerrar el cajón, porque acabo de encontrar tu regalo de cumpleaños, y es que sólo tú sabías hacerme los mejores regalos, porque sólo tú me entendías y no me tratabas como un bicho raro. Así que me pongo el pañuelo y por un instante hasta me doy morbo (hay una bohemia decadentista en mi interior, Valle me aplaude cada vez que hago estas cosas…Valle-Inclán me refiero, la otra ni me sopla) Separo todo y empiezo a bailar. Juré y perjuré que no lo haría, que ya era demasiado deplorable y patético mi estado como para ponerme ahora con un pas de bourré o un moonwalker, o atreverme con un mortal, como antaño. Que ya estaba bien. Pero total, a estas alturas a nadie va a importarle demasiado si me da el lumbago, y a mí me la trae al pairo hacerme otro boquete en la cabeza. Estoy actuando. Soy profesional. Tengo mi título en ese cajón que tú ya sabes, roto en mil pedazos pero solemne como el que más. Y, sí, estoy llorando, qué pasa, pero en las actuaciones siempre lloro, aunque por otras razones, porque tú siempre me decías que no imaginabas una vida mejor que conmigo bailando y cantando y eso me hacía llorar de felicidad, y tonta de mí que me lo creía, y me acuerdo de tantas noches y se parecen demasiado a otras noches que vinieron después y me acuerdo de los silencios y se parecen demasiado a estos silencios de ahora. Y lo peor, me acuerdo de tus manos y de sus caricias y me cago viva, porque es muy fuerte el parecido con las suyas. Vamos, que tengo que salir corriendo, en sentido explícito, por culpa de sus manos, por cada abrazo o beso, por cada todo. Que me muero de miedo, que parece lo mismo, que tengo que poner una barrera infranqueable para disimular el tembleque. Porque si la historia se repite yo no puedo, pero bailo, entonces qué coño pasa. No pude con que sólo existamos cuando tú quieras, no pude con que el resto sea esperar, y no puedo con un re-make.
Por eso no quiero un re-make. No puedo contigo porque no te quiero a ti, no quiero saber absolutamente nada de ti, y por lo general te tengo bastante olvidada, pero cuando ves que alguien puede ocupar tu lugar, el macho dominante aparece. Porque no, tú no me dejas una segunda oportunidad para volver a sentir lo mismo, o al menos intentarlo, para que lo que sí que espero del amor, esta vez se haga realidad. Noooo, ¿cómo ibas a ser tan condescendiente? Si no es contigo, con ninguna.
Genial. Lo has conseguido. Con ninguna. Plas plas plas! Un gallifante para la pavisosa de la primera fila y su amiga la megatonta más ñoña que una peli de Marcelino pan y vino!
The show must go on. Con esas premisas te arrastraba hacia el escenario cuando tú no podías parar de llorar, cuando todo estaba en nuestra contra. Eras de lejos lo más problemático que había en mi vida, pero a la vez lo mejor. Porque desequilibradita estabas un rato, cariño mío de mis amores, cielín. Con esas premisas te pedí llorando que dejases de hacer el imbécil y que no saltases aquella vez…eso sí que fue un show, y menos mal que me hiciste caso. Con esas premisas mandé a la mierda las premisas y no dejé de llorar aquel día y siguientes, cuando decidiste que lo mejor era “dejarme escapar” y putearme al máximo porque todo estaba en nuestra contra y no podíamos seguir luchando contra el mundo,(lo de putearme fue genial, como tú sabías donde me dolía más, ahí me atacabas, que ocurrencia! qué talante!) y, con esas premisas que en episodios anteriores mandé a la mierda, hoy siento que the show must go on, pero sin mí.
Se acabó cualquier oportunidad de inventar finales felices. De que la peli acabe con dos destrozamomentos comiendo paté de perdiz (una perdiz es mucho y a mí no me hace demasiado tilín) Se acabó, y, como en este tipo de cosas, no tengo a nadie a quien echarle la culpa, psé, un poco a ti, otro poco a mí, otro a ella, a la de más allá, a una que pasaba, a otro que pidió un cigarro, al que le dio fuego…salteamos con un “la vida es así”, un dios de postín que aprieta pero no ahoga…condimentamos con “no hemos tenido suerte”…y queda un plato rico rico y con fundamento…
Ahora me salen todas las palabras, todas las que nunca me diste la oportunidad de decirte a la cara. Porque tú desapareciste. Como si nada hubiera pasado, como si “sólo” hubiésemos vivido el sueño más bonito hasta la fecha, pero “sólo” fuese eso, un sueño. Y llegó un día en el que me cansé de mirar el móvil. Y de mirar a mi alrededor. Y de mirar en general. Sí, ahora me salen todas las palabras que nunca me salen porque me bloqueo cada vez que empiezo a sentir demasiado fuerte cualquier cosa. ¡Gracias! ¡tu legado es tan ilimitado como original! Siempre acabo diciendo justo lo contrario a lo que quiero decir, porque me da tanto miedo cagarla que la acabo cagando igualmente, pero es que estoy harta de que “me dejen escapar” y con cara de canela en flor.
Y que me salgan todas estas palabras justo acabo de perder cualquier indicio de alguien a quien decírselas, pues es una putada, cuanto menos. Explicaría muchas cosas. Quizá debería decir todo esto al presentarme, antes de decir incluso mi nombre. Pero presiento que dejaría de tener una apretada vida social en dos días. Me quedo con la espinilla de no saber qué hubiera pensado ella si cada vez que intenté hablarle de esto no hubiera salido corriendo, si me hubiera escuchado. Pero ya no va a poder ser.
Juro y perjuro que no volveré a volver. Juro y perjuro que ya basta de esperar, que es envidiable a la par que loable la cantidad de mensajitos que me envía el universo para decirme que no, que nadie me entenderá, y si alguna vez lo hace alguien, ya sabemos que será para luego soltarme un rollo macabeo (como el que te estoy soltando yo ahora pero con un poquito más de saber estar) de que la vida es injusta y pone trabas a lo único que verdaderamente les hace feliz en la vida, lo único que verdaderamente les da ese ¡oh! que les llena tanto, eso que nadie más puede darles, pero ¡oh! mejor “dejarlo escapar” y pensar en lo que pudo ser antes que gastarlo, que en otra vida tal vez, que de otra manera tal vez, que cuando el cometa Halley vuelva a pasar, allá por el 2066 tal vez, (ya queda menos) pero es que no es nada práctico y todo en esta vida debe serlo (esto debe estar sacado de algún manual porque no es normal…a ver, práctico debe ser la línea de trasportes interurbanos, pero los sentimientos, son o no son, punto, lo de prácticos se les escapan a los pobres míos, porque si no, no serían sentimientos, serían razonamientos “prácticos”, es lo que tienen, ay que ver…) Y es en ese momento cuando la cara de gilipollas que se te queda es tan sumamente consagrada que te ha cambiado hasta las facciones, y entiendes al fin, que vives en un mundo en el que lo que se siente no es lo importante, que hay que ser “prácticos”(es bastante más práctico lo que yo decía, pero en fin…) y dejarse de tanta ñoñería, que no vas a venir ahora tú a cambiar el orden mundial, oye. Así que, amiguitos, recordad: importa una mierda que tú creas X y que X también crea X, sí, da igual que amor, tú y otra persona seáis la misma cosa, porque hay que mandarlo todo a tomar por culo, ¡es lo práctico!
¡Quizás moda!
- ¿Con quién ibas a estar mejor que conmigo?
- Con quien sea que acepte lo que siente.
Asúmelo, “Chatunga”. De una vez y para siempre. Total, si en Kill Bill muere hasta el apuntador, Kill Bill Vol.II no iba a ser menos.
(me sorprendo cuando, hasta en el estado más catastrófico-telúrico-chirriante de mi existencia, puedo poner una notita de humor…se me muere mi concepto de vida, me voy a dedicar a ser “práctica” –odiaré esta palabra tanto como “rutina” y “paciencia”, ya lo veréis…- voy a acabar de matar todo lo que soy, pero, ¡no pasa nada! ¡que no decaiga! ¡hay que ser chaquetera! ¡hay que ser moderna!)
LOVE SUCKS. I DIE.
Etiquetas: Titolina