Dame un ritmo salao para problemas de identidad muy serios…
*Pauline*
Ring!!! Ring!!!
Dios, ¿qué pasa? ¿dónde estoy? ¿¿y mi cabeza??
Era consciente de que tenía la cabeza encima de los hombros, pero temía que no estuviese entera. Me había quedado dormida encima de la tarima del escenario, toda una retaíla de maderas llenas de astillas y de marcas, dibujadas por mí hace tiempo; allí había un círculo, más allá una flecha que ponía tu nombre, más allá… todo estaba lleno de recuerdos y pensé que lo mejor era salir de allí cuanto antes y comer algo, por el bien de todos y cada uno de mis órganos.
Ring!! ring!!
Ahg, joder, aún no había cogido el teléfono.
Era… eras tú. Eras tú, ¿qué hago? Si eres tú, ¿debo coger el teléfono o debo hacer como que no eres tú y colgar? ¿qué hago?
Claro, cogí el telefono. Los humanos somos muy de caer mil veces en la misma piedra.
- ¿Sí?
- Tengo una cosa para ti, ¿donde estás? (como si nada…como si no hubiesen pasado seis años)
- En el escenario.
- …
(silencio, claro)
- ¿Qué…haces alli? ¿qué haces en el escenario? ¿cómo has entrado?
- Me guardé una copia de las llaves, estoy… divagando.
- Voy a divagar contigo, no te muevas.
Vale, ¿ahora qué? No puedes venir a divagar conmigo porque estoy aquí precisamente para dejar de divagar acerca de ti, y si ahora vienes, pues no sé qué coño voy a hacer no, no puedes venir o yo tengo que irme porque…
Tengo que irme.
Ni cojo mis cosas ni nada, sólo salgo corriendo, no podía estar allí cuando tu llegases.
Me choco contigo en la puerta. Definitivamente el día que se repartió suerte yo había bajado a por tabaco.
Nos abrazamos, me invento una buena excusa para irme pero no me sale nada…en realidad quiero quedarme.
El abrazo está durando más de la cuenta.
- Toma. He estado buscando todo este tiempo y no veas si me ha costado encontrarlo, pero por fin tenemos un brillo de labios que te puedas comer sin que sea tóxico. Un día de estos te va a dar algo en el estómago, en serio, te echas a la boca tal cantidad de porquerías.
- Ya, claro, mi estómago..sí, un día de estos, lo mismo se me inflama para siempre…
Siempre me comía tus brillos de labios, olían muy bien y me despertaba la necesidad de lamerlo sin parar. Era algo casi adictivo. Y tú, no parabas de echarte brillo de labios nunca, para que nunca dejase de…ahora te estás echando brillo de labios, empiezo a ponerme muy nerviosa.
- Pruébalo
- No , ya…ya, es que acabo de comer pero ya se huele que debe estar muy bueno...
- No, venga, pruébalo!
Lo pruebo…Las ofertas tentadoras sólo pueden rechazarse una vez, si no, es que eres gilipollas o el santo Job.
- ¿Por qué no contestabas cuando fui a buscarte? Te necesitaba realmente, podías haber dicho aunque sea una palabra…
- (silencio, aquí debería ir una explicación medio razonable, pero sólo había más de lo mismo, respondes a lo que te conviene, mientras, hay silencios que suenan igual que un bocinazo y un pasapalabra)
Echamos una lenta mirada a todo. Nos metemos en los camerinos, no me puedo creer que aún estuviesen allí nuestras perchas con nuestros nombres. Era como si el tiempo no hubiese pasado, por ese escenario y sus rincones, que ahora yacían solitarios y llenos de polvo.
Coges mi percha. Yo, por inercia, cojo tu percha.
- He estado muy triste todo este tiempo. Llevo encerrada en mí misma demasiado, aislada del mundo, porque estaba muy triste. Y lo peor es que nunca llegaré a saber si estaba así porque sentía que te había perdido. Pasaban los días y, a veces, creía que me iba a volver loca si no te llamaba.
- y, ¿por qué nunca me llamaste? ¿por qué nunca diste señal? ¿por qué sólo desapareciste sin decir nada? ¿tienes idea del daño que puede hacer eso?
- Lo hice por ti, por las dos. Por miedo. Te mereces a alguien mejor…
Curioso. La persona que me enseñó que no existe el miedo diciéndome que tiene miedo. La persona que me dio tanto miedo luego, la que me hizo temer de verdad. Ella, con la que cada día nos preguntábamos qué haríamos si no tuviesemos miedo… y justo eso, hacíamos…
Cada día era una vida que había que quemar. Cada día éramos la persona que decidíamos ser, como en una obra de teatro interminable.
Quizás sólo fuese eso, una obra de teatro. Una farsa. Porque jamás entendí que aquello no acabara con un final feliz. Porque jamás entendí que de repente, no estuvieses. Así, sin más, un día no estás. Por eso ahora siento que viajo en el tiempo y que no ha pasado nada. Que estamos aquí otra vez. Que “the show must go on”.
Me coges de la mano y me llevas al equipo de sonido. Conectas todos los focos (un nuevo fogonazo, cuando acabe todo esto, tendré que visitar sin remedio a mi oculista) y metes una cinta de casette…la cinta. La tienes aún. La cinta está ahí, no se había quedado en nuestra última actuación, como me dijiste. Ahí está la cinta, aquí estás tú, aquí estoy yo, en el escenario… eso sólo podía significar una cosa.
Fuimos lo que somos y somos lo que fuimos.
- No…creo que pueda acordarme.
No dices nada. Simplemente le das al play, y te colocas en tu sitio. En aquella marca casi inexistente ya, que tantas veces has pisado. Así que yo me fui a donde me tocaba. Sí, faltaban todos los demás, los diecinueve, pero la química de la coreografía éramos tú y yo, especialmente en ese momento en el que, durante tres segundos estábamos a menos de un palmo, y nuestras miradas se aguantaban y se expresaban todo lo que sentíamos en aquel momento, en medio de la actuación, en medio de la euforia. Era una mirada que lo decía todo, un “lo hemos conseguido” , un “estamos aquí otra vez”, un “te quiero”…
Benditos tres segundos que cambiaban el mundo.
Suenan las primeras notas de esa canción que yo compuse para ti:
“mírame,
estoy cantando y si te miro, tiemblo,
aún no creo que todo esto sea cierto,
es todo tan perfecto...
óyeme,
mi voz expresa todo lo que siento,
es tan profundo este sentimiento
que sin ti no puedo y quiero…
quiero inventar contigo un nuevo ritmo
que llegue al infinito
¿sabes? te llevo tan dentro que ahora entiendo
que aquí no cabe un final…
porque, si tú no estás, no sé soñar.
Hemos crecido tanto que da miedo
mirar hacia el suelo
y es por ti
que nunca dejaré de poner ganas…”
Me entra un escalofrío. No me recordaba cantando. No recordaba esa voz, no recordaba esa canción la había borrado, enterrado y censurado en mi mente. Sí, estaba temblando y sí, si dejaba de mirarte creo que dejaba también de respirar. Empezaba la parte en la que había que moverse, había que bailar, había que expresarlo todo y dar esa odiosa vuelta que me había destrozado la rodilla tiempo atrás, era cuestión de tiempo que me la volviese a destrozar…Sólo tenía que sonar aquello de “dame un ritmo salao para problemas de identidad muy serios”
Y ahí estábamos. Lo que sentí en este momento, rememorando todo de nuevo fue como un orgasmo. Creo que inventamos un nuevo ritmo realmente, que era infinitésimamente eterno, una nueva manera de follar, de olvidar el mundo como lo cuentan y al fin y al cabo, de vivir. Y creo que las dos entendimos que el círculo se cerraba, y se cerraba perfecto, como había empezado, tal y como debía ser. Porque nos conocimos cantando y bailando y no podía irse así, tan a la ligera. Y por un momento olvidamos las dos lo hechas mierda que estábamos para no parar de bailar durante horas. Y quien dice bailar dice cantar, reir, llorar y todo lo demás…era una explosión de todos los sentimientos que podíamos crear, mezclados en un sólo instante.
Aquellos tres segundos de nuevo.
Aquel silencio por el que nunca nos importó haberlo perdido todo.
Etiquetas: Titolina
5 Comments:
como siempre una ves mas dejas a alguien preguntandose...para ke es esto? con ke razon? a dodne me lleva ?
eres lo max!!!!
cuidate
un beso ....
Graciaas Luca, tú sí que eres chévere!
un besito...
..que de sentimientos expresas en tus post!
¡te xerooo!!besicosss
En serio me vuelves loca... si m tocas un poco mas el corazón me lo paras, y eso que no va conmigo la cosa... (L)
chica... no me digas esas cosas que te pido matrimonio...
te quiero (y ñu tb)
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