Bye, Bye, Bombay

El careto de Descartes.

Titolino a.k.a Media sonrisa de niño malo.


Si yo pinto a mi perro exactamente como es, naturalmente tendré dos perros, pero no una obra de arte.
Johann Wolfgang Goethe.

¿Dónde están las maravillas que nacieron de la lengua de un pájaro?
¿Alguna vez fueron raíces tus dedos en mi piel?
¿Qué fue de aquellas tardes del invierno pasado, cuando venias a casa como si fuese tuya?
¿Están dormidos o muertos lo besos con la boca bien abierta?, ¿a caso bostezan?
¿Los hilos comunicativos de tanto trenzarlos acaban por romperse?
¿Te quedaste en alguna página de un libro de Descartes?; ¿por qué proceso pasarás al leer a Rimbaud?, te recomiendo leer Momo, hacer antes un cuadernillo Rubio.

Se rompieron tus latidos junto a los míos, el tacto de tus pezones son lija para metal.
Fuerza Animal, botellitas de vino Estola y velas rojas que quedaban pisadas.
Adiós, no eres ágil; canela fina no es canela en rama.
Palitos de ciego das al aire con tus voces de altavoz cascado.
Bye, Bye, Bombay; no te fluye la saliva al ritmo de las palabras.
Que Dios te de el doble de lo que me desees.
Guau, Guau, el perro anda sin correa, mea y muerde si al mirarlo lo tocas.
Mis brazos de vegetariano anémico ya no pueden sostenerte.
Se recoge lo que se siembra, no esperes lilas y jazmines si plantas patatas colorás.
No leas tanto y tan tonto, vive un poquito; sal a comprar el pan y deja de limpiar el cuarto de baño, ya está limpio.
Si te levantas fea, yo me levanto con carita de no haber roto un plato; limpieza mental cariño.
No eres Montesco.
Te dediqué un cuarteto de un soneto, míralo si quieres verte, verte por aquellos entonces si quieres volver a tocarme.
Mi pantalón cagado tiene dueño, aprende eso y no grites por favor.