1ª de cuá

Dos personas escriben en este blog (queda indicado quién escribe qué al inicio de cada entrada): Titolino y Titolina, pretendemos contar estados de ánimo, recuerdos, pequeños momentos, fantasías y deseos. Bienvenidos los que sienten de verdad o los que guardan un pequeño espacio dentro para hacerlo algún día... ***Textos e imágenes registrados en la Propiedad Intelectual. Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso expreso de los autores***

21 septiembre 2006

No te digo ná y te lo digo tó.(me toca perder)

****Titolina says: hoy que nadie me haga caso****

Me miras con cara de poker de ases y asciendes al techo desdibujada con la mirada centrada en un punto paralelo entre tú y yo y la verdad que en todo esto hay una única razón para no salir corriendo pero se está lavando los dientes con una lija del siete y puede parecerte surrealista que te diga todo esto sin apenas respirar.

Uf.

Camino despacio por el pasillo y busco una moneda que darle al mono de feria que eres en casa de aquellos que llamas cercanos. Caminas deprisa tú, ni que fueras yo aquella vez que intentaba explicarle a todos que Rafael Nadal será lo que sea, pero la clase, estilo e inteligencia de Roger Federer le hacen tener una mejor visión de juego, aunque Nadal aprovecha su resistencia, y no te alcanzo ni dando zancadas ni plantándome en la puerta con las llaves del sofá.

Un día fui buena jugando al tenis.(gané a Vero)

El sofá guarda un misterio y es el de cuántas veces dibujé en él aquel retrato de tu cara de memoria y cuántas veces me manché por el carboncillo, el grafito, el borrador de grafito y carboncillo que jamás utilizo porque para eso están las manos y las escamas que te pones para verte interesante a los ojos de un topo.

Ya no puedo dibujar ni echar fotos hasta que me obliguen.

Hay fragmentos de una historia incoherente debajo de un Hamlet con miles de notitas que, lejos de cumplir su función, sólo ayudan a que Ophelia se hunda más en el agua.
No está loco Hamlet no está loca Ophelia tampoco, son llevados por la desesperación, la de no entender nada, la de tener que callar que así no son las cosas, así no.

Depecho mode, recocimiento, deseos de venganza...no es eso, va más allá.

Cojo mis maletas y veo que pesa demasiado dejarte atrás con los misterios de la vida que, aún ahora, sigo sin resolver. De repente necesito fumar algo que no vaya a convertirse en cenizas, algo que hoy no vaya a consumirse como lo hago yo, algo que no me recuerde que todo en esta vida se acaba, hasta la propia vida.

Pero tendría que fumarme una ausencia o algo así.

Aguanto como puedo los trenes que no me llevan hacia ti y aguanto como puedo el aliento cuando paso por tu calle, para no hacer ruido en mis sueños y no despertar a un señor que pasaba por allí sin pena ni gloria y se quedó dormido en un portal con las angustias bien posadas en su sombrero.

Fingo que vuelo.

Espero hasta el medio día y, un rayo de sol uoh uoh oh, se avecina por la esquina de la calle Gracia. Allí está, la Escuela de Arte, destinada a pagar todo lo que llevo dentro, a oír lo todo lo bueno todo lo malo y todo lo escaso y el bloqueo. Sobre todo el bloqueo que me produce hacer algo si no tengo inspiración. Me callo cuando un fonema me pregunta por la semeiopoiesis ilimitada y escondo así la frustración de alguien que no supo mantener a su lado lo que verdaderamente le importa gracias a que su cabeza tan ocupada en hacer análisis lógicos de todo no tenía tiempo para enfrentarse a las lágrimas de un corazón sentimentaloide.

Vamos, lo de siempre.

Demasiado enfrentados vosotros dos, y yo, en medio, como un alma en pena, mirándome el ombligo, y no precisamente por egoísta, y sino precisamente por altruista de vosotros dos que me metéis siempre en medio como si yo fuera algo más que un cuerpo que os alberga y, en verdad os digo, dejadme un día en paz.

Amén.

Qué miras, ahora, ¿qué miras? Has destapado la caja de pandora y ahora te extraña que exprese todo esto así, sin la inocente excusa de estar experimentando una extraña sinestesia psicotrópica porque no, no voy drogada y no creo que lo vaya a estar nunca, ya me basta con lo que soy. Escúchame, no no, escúchame, yo no soy Baudelaire, ni siquiera Virginia sólo soy alguien que respira el poco aliento que me echas encima.

Es frío.

Bien, tengo las gafas sucias y roto el reloj. No puedo ofrecer nada más que risueños sentimientos que, en la práctica, no sirven para nada. ¿cómo crees que me siento en un mundo que para nada está hecho para mí? Jamás me dejaré llevar por la práctica necesaria para sobrevivir más que nada porque no la veo nada práctica. No culpo a nadie, es así, y punto, pero cuando te veo robando naranjas guasintonas de mi portal, me alegra saber que, en cierto modo, al menos para ti, soy útil.

Lágrima.

Cuando se acaben las despedidas de este mundo me preguntaré si no tendré que pronunciar todo esto nunca más. Cuando deje de hacer la maleta porque, cada cual me despacha a su manera tarde o temprano (porque no soy práctica, nadie alegó jamás que le hubiera hecho un mal gesto, o simplemente, algo de daño, pero no es práctico tener en tu vida alguien que sólo piensa en sentimientos, belleza de lo simple y demás patoCHÁdas), cuando deje de hacer la maleta para largarme de un sitio para otro y, sobre todo, cuando deje de hacer la maleta para ir a ver a una sala de espera, entonces quizás deje de fumar.

Inercia.

No deberías dejarme decir todo esto porque hago el ridículo más espantoso cuando Elda me pregunta que por qué cambia la gente, cuando Teresita suspira y deja la mirada perdida, cuando Teresa sólo dice lo que dice para tapar lo que no quiere mostrar, cuando Virgi se va y yo no le digo que estos días hemos sido la sinergia hecha realidad, y que será un horror pensar que está en Barcelona, otra vez Barcelona, otra vez Barcelona, empiezo a estar un poco harta de que esta ciudad esté tan cansinamente lejos, cuando Mir me dice que no me vaya, cuando Mar me recuerda eso que no debe recordarme, cuando me encuentro a Lety por la calle y me vapulea, cuando no hay Rumbitas buscando jugar, cuando Mamá pone esa cara de preocupada, cuando Merche me da consejos y yo no sé cómo agradecérselo, cuando Vir habla en serio, cuando Ana me dijo eso, cuando Patri me dijo lo otro cuando…
Cuando Gorriona y Mimi y Noe y Acha y Mysti y Andrews y Palo y Marga, Itz, Mon, Espe, la Niña de los Peines, Xho, … Coliflor, Car, Neofeo, Eme…

…Yo y en mí, una amarga despedida, silenciosa, la peor…una despedida conmigo misma.

¿qué le vamos a hacer? La mitad de mí se siente desplazada.
Hay que joderse.

Y, encima no puedo subir fotos a un blog, que, empiezo a dudar de que lo lea alguien.

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