Marzo y abril.
****Titolina y qué bueno es cantar****
"Amanecer con otro cuerpo, con otra forma de ver las cosas,
Y no entender por qué ha sido así, por qué todo marzo y abril.
Sigo aquí después de haber tocado fondo.
Sigo aquí ¿no ves, no ves que sigo aquí, no ves?
Sigo aquí después de haber tocado fondo.
Ya he quitado mis escombros.
Ya ves por qué…
Sigo aquí ¿no ves que ya no me hace falta ver
La vida con tus ojos?
Amanecer y no entenderlo.
Si ha sido un sueño, quiero saberlo.
Contadme hasta tres y despierto.
Respecto a marzo y abril, ¿por qué me han tratado así?
Ahora se ríen julio y agosto.
Y sigo aquí después de haber tocado fondo.
Sigo aquí ¿no ves, no ves que sigo aquí, no ves?
¿no ves?
Sigo aquí después de haber tocado fondo.
Ya he quitado mis escombros.
Ya desperté…
Sigo aquí ¿no ves que ya no me hace falta ver
La vida con tus ojos?
Sigo aquí, no ves, no ves.
Sigo aquí, no ves, no ves.
Sigo aquí, no ves, no ves.
Sigo aquí…no lo ves."
(Alis-Sigo aquí)
A veces, las canciones inspiran un buen pensamiento.
A veces, cantar hasta quedar sin voz es la mejor solución.
Buscar entre cada acorde y armonía la llave del caos.
Y la puerta.
A veces, lo mejor que puedes hacer es saltar sobre tu cama.
Hasta que rompas una tabla del somier.
O te rompas.
A llorar.
La cabeza.
Literal o figurado.
A veces, tus oídos marcan lo que dices.
A veces, tus palabras no son la solución.
Grita los nombres de los que no acertaron
Quién eres.
Grita lo que merecen.
Grita sus nombres y que se callen ellos hoy.
Hasta que se rompan en la cascada que hay
Entre un hilo de voz y su respuesta en el eco
De la conciencia.
Repite repite.
Palabras palabras.
Convéncete.
No necesitas que nadie diga tu nombre.
Tu único objetivo hoy es cantar esta canción.
Y reventarla.
Saltar en la cama.
Mover la cabeza.
Soñar despierta.
Meter la cabeza debajo del grifo del agua fría.
Sospechar qué se acaba y qué no.
Brinda por todo el tiempo que has perdido
Haciendo el imbécil en aquel lugar.
A su lado.
Brinda sin descorchar la botella.
Bebe de lo que te ha robado.
Ríete en su cara.
No finjas normalidad nunca más.
Alega enajenación mental transitoria.
Entre el ruido de un adiós está tu respuesta.
Calma tu esencia.
Y…No abraces más a un cactus.
No abraces más a un cactus.
No abraces más a un cactus.
No abraces más a un cactus.
Ya desperté…
Etiquetas: Titolina
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