1ª de cuá

Dos personas escriben en este blog (queda indicado quién escribe qué al inicio de cada entrada): Titolino y Titolina, pretendemos contar estados de ánimo, recuerdos, pequeños momentos, fantasías y deseos. Bienvenidos los que sienten de verdad o los que guardan un pequeño espacio dentro para hacerlo algún día... ***Textos e imágenes registrados en la Propiedad Intelectual. Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso expreso de los autores***

04 agosto 2006

babas

*titolina con insomnio*


Son las cinco y media de la mañana y, a falta de sueño, bueno es hacer zapping. Cuando estaba entrando casi en éxtasis místico (en honor a mi Misti) y con el dedo nokeado de tanto cambiar, descubrí un documental en el canal Odisea que me frenó en mi búsqueda del no-aburrimiento.

El documental en cuestión hablaba de un caso que hubo hace un tiempo de dos gemelas; una sana; la otra, unida a una “siamesa parásita” (así la llamaban) por la cabeza. La siamesa “parásita” (es que es duro) entorpecía el normal funcionamiento de la “no parásita”, y sólo mantenía sus constantes vitales por la unión a su alter ego. Constaba de una cabeza y un amago de tronco.

Nadie daba un duro por la supervivencia de la “no parásita”, la única destinada a vivir, pero un hospital decidió hacerse cargo, gastarse una fortuna e intentar luchar por ella...y sacrificar a su siamesa.

La operación, de trece horas, fue, haciendo honor al canal, toda una odisea. Miles de hemorragias, convulsiones y, básicamente, separar al tuntún a una siamesa de la otra, porque nadie sabía exactamente por donde atacar.

Especialmente dramático cuando consiguen la separación, y, el cuerpo de la “parásita”, ya sin un ápice de vida, yacía en una toallita. Fue enterrada dignamente y llamada Islam, para que su dios la acogiese en su gloria.

No creo que esté con su dios. Ahora vive en un mundo donde todos sus habitantes carecen de extremidades, y se revuelcan jugando a la croqueta mientras cantan canciones de alabanza a todos los parásitos, (mal llamados así a pesar de la gran función que hacen en la vida, si no a ver a santo de qué venden L.Casei Inmunitas en botecitos cucos)

Entre medias cantan la canción de “Un pato” de Natalia Lafourcade.

Islam es más feliz que muchos de nosotros, que nos quejamos de que no nos llega el dinero para comprar ese cd de tanto deseamos.

Bien. Después de meses de cuidados intensivos, Maran creo que se llamaba, vuelve a casa. Hay una gran expectación en todo el vecindario. La pobre tendrá que tragarse once pastillas diarias, y recibir mil millones de cuidados, y estar débil y discapacitada para siempre.

Pero está viva.

Pensando en que no es más importante quien más espacio ocupa, sino quien más vacío deja cuando se va.

El documental grababa su llegada a casa, envuelta en una mantita, en brazos de su madre. Por fin va a ver a su otra hermana, la gemela, a la cual no ha vuelto a ver desde el mismo instante de su nacimiento.

Ambas tenían meses. Se juntan de nuevo. A continuación, la gemela sana, la observa, se acerca, la abraza, y le da un beso, y luego otro y luego otro, y le baba toda la cara, y la intenta peinar, y le muerde un pie, y la vuelve a abrazar, y se la quiere llevar sólo ella sabe donde.

¿De dónde sale ese impulso? ¿Cómo sabe quién es esa criaturita que está a su lado? ¿Qué le mueve a compartir todo su mundo con ella?

El documental termina repasando los siguientes meses de la vida de las gemelas. La “sana”, lejos de estar celosa de la cantidad de atención que recibe su gemela, la agasaja, y continúa haciéndole miles de mimos que se va inventando sobre la marcha. Ahora te pongo bien el vestido, ahora te babeo la nariz, ahora te engancho una mano… especialmente interesada estaba en tapar con su pelo la cicatriz que marcaba la cabeza de su hermana.

No sé qué harán ahora mismo, pero seguramente no hay babas en todo el mundo más hermosas que las que tiene Maran por toda la cara, regalo de su gemela, ni peinado más bonito que el que le hace su hermana, con su propio pelo. A veces, acerca su cabeza y la pega a su cicatriz, y Maran se imagina por un momento que Islam ha vuelto.

Les deseo a las dos mucha felicidad, (de Islam no digo nada porque sé yo que es muy feliz) y que, Maran, que dicen que no sonríe desde la operación, (y eso que antes era un no parar de carcajadas, según su madre), vuelva a hacerlo muy pronto. Aunque en el fondo piense que quién les mandaría separarla de su “parásita”, que mejor unos días de vida con ella que dejar de sonreír para siempre. ¡Con ella nunca estaba sola, y podían mirar el techo fijamente todo el día!

El vacío que produce que te separen de alguien que es tan salvajemente parte de ti debe ser (es) arrollador. Un mazazo en el estómago con forma de distancia. Eso sí, nadie colocará muros alrededor de Maran, nadie la hará sentirse mal, ni se reirá de su cicatriz, porque ahí está su hermana para destrozar las piedras que vengan por mucho que le duelan los puños. Y le sobrará tiempo para hacerle alguna “caran-toña” y todo.

Maran no estará sola.
(Ni tú)

Y yo no entiendo, como crecemos tan puros, capaces de babar a una desconocida porque sabemos que es importante, y que lo necesita, capaces de echar de menos a quien nos condenaba a morir, capaces de peinar a alguien con nuestro propio pelo para tapar la marca imborrable del daño y fingir luego que estamos unidas a ella como siamesas…

Todos nacemos con ese algo, que luego, sepa usted a donde va, o donde acaba.


(Lo que os quede, no lo perdáis, y si pasáis del tema, por favor, mandádselo a Marán en una sonrisa, que seguro que le saca una buena utilidad)

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5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Donde o cuando perdemos esa inocencia¿?No lo se,es muy triste,xo supongo q es un cumulo de circunstancias q nos rodean,a parte de la propia personalidad q vamos adkiriendo con el paso del tiempo y esas circunstancias.Creo q lo unico q podemos hacer es babear a kien le haga falta o ayudar y tapar cicatrices...Si asi podemos ayudar a alguien q de verdad lo necesita pues...A BABEAR!!jajaja.UN SALMOBEZO DE LA PERFOR

2:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Baba es agua,
un líquido cuya piel
nadie puede herir.
Atrae a tantas sustancias,
todas se mezclan en ella;
hasta el aceite le acopmaña.

Entrego mi ojo a tu baba, desde hace tiempo seco y melancólico de tu sustancia.

Baba de caracol, magnífica y brillante para ti.

Titolino a.k.a CaracolSaurio.

2:54 p. m.  
Blogger chá said...

Por suerte, aún queda gente que no la ha perdido del todo.

Lucho por ser ua de ellas , cada día.

Un weeeee pa la artista violinista (a.k.a. Perfor)

Titolina

8:54 p. m.  
Blogger chá said...

Muchas babas pa ti y pa Rumbita.

Sueño con pegarte un chupachups en el ojo, recordando viejos planes...

xiu xiu xiu

Titolina

8:55 p. m.  
Blogger chá said...

jeje gracias gracias

9:10 p. m.  

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