1ª de cuá

Dos personas escriben en este blog (queda indicado quién escribe qué al inicio de cada entrada): Titolino y Titolina, pretendemos contar estados de ánimo, recuerdos, pequeños momentos, fantasías y deseos. Bienvenidos los que sienten de verdad o los que guardan un pequeño espacio dentro para hacerlo algún día... ***Textos e imágenes registrados en la Propiedad Intelectual. Prohibida su reproducción total o parcial sin el permiso expreso de los autores***

05 marzo 2007

Palabras y silencios: Vacío


Pauline

“Sólo guardo aquel momento, aquella vez…Te vi pasar, no pude hablar, y no recuerdo qué ha pasado con la última vez que estuve susurrándote…”
(Iván. Vacío.)


“Te” es una de esas palabras vacías de significado. Están las que lo tienen, las que aparecen y tú sólo observas cómo se mueven por la oración, dotándola de sentido y, de paso, dotando de sinsentido tu vida; y luego están las palabras como “Te”, que se llenan de significado según el contexto.

Me encantan las palabras que tienen esa facilidad. En serio, siempre me han apasionado. Palabras de segunda, dicen. Palabras atún, le diría a Alejandra. El caso es que las palabras como “Te” son tantas cosas que se marean.

Tengo ganas de salir corriendo, correr y correr sin parar. Pero no sé en qué dirección, porque no sé a quién quiero llegar. Quizás sólo busco mi círculo polar, a ver si allí me encuentro o te encuentro o nos encuentro. Pero cuando digo “Te” aún no sé a quién quiero ubicar exactamente en esta palabra.

Probablemente a ti.
Pienso en ello mientras me tomo un té.
Pienso en ello mientras me toco un pie.
Pienso en ello mientras pienso en aquella vez, mientras que Iván cantaba “mientras”, me derrumbé.

Entonces entendí la magnitud de mi asombro: Otto tiene dos “t” y hasta ahora, nadie ha demostrado que yo no sea Otto.

Me mareé, como vulgarmente se marea una de esas palabras-atún. Será que yo también me lleno cuando mi contexto no me deja indiferente, aunque a falta de ese contexto, me dejen vacía.

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