Pauline (I)
****Titolina a.k.a. Pauline****
Pauline se desnuda, a un ritmo ni frenético ni sinuoso, e intenta recordar cómo eran los días sin su gi disease siempre a cuestas, un mostruíto que la deja abatida y con miles de preguntas que tirar por la ventana. Se mira los brazos y la espalda, y luego el ombligo, culmen de una panza demasiado hinchada, como de haberse comido el mundo por lo menos.
Pauline intenta entender ese mundo que le ha empachado pero sólo consigue una lágrima por cada intento de cambiarlo. Sabe que es feliz cuando se olvida de que demasiadas personas importantes están lejos, y eso de verlas, no ocurre a menudo.
Si tiene los ojos tristes es porque la tristeza está ahí poniéndose guapa, se lo dijo un día Iván, igual que le dijo que hoy no sería un buen día.
Pauline ha perdido un calcetín y ha espantado a un mosquito. Eso le hace sentirse menos pesada, más viva. Por las noches aprende el idioma de los mayores, porque no entiende nada, no entiende nada.
Pauline salta al espejo y cae hacia atrás. Siempre le resultó enigmático ese mundo que hay al otro lado, que ve pero no puede atravesar. Y espera que esa otra Pauline de esa otra dimensión le dé respuestas algún día a demasiadas cosas.
Coge su calcetín sin pareja y se mete en la cama, y, por un momento, el frío no importa.
Sólo el silencio es molesto porque deja hablar al miedo.
Me llamo Pauline y no me encuentro.
Etiquetas: Titolina
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