GRAVEDAD (III)
****Titolina****
Quedamos a las ocho y cuarto en un final entre comillas. Pasmado, se ríe haciendo un plié empastado, el gato volador de la canción.
-No te encuentro- me dice un charco.
-Como me vas a encontrar, si me he disuelto en tu agua y te has secado.
Borrón y cuenta nueva. Salgo de este mundo octogenario, y , en la puerta, una máquina me pide:
- Respire, por favor.
- Respire usted, o aprenda primero, maquinón.
Me caigo de las tinieblas al charco. Siete kilómetros y medio de suspensión máxima. Gravedad grave. Grave de graves. Aún hay más. La tortura de tus rodillas: llevar pantalones cortos y rasparte con las huellas que dejé, cono hizo ese chico antesdeayer.
Si le encuentras el sentido, que lo tiene, eres yo.
Manda una postal metacrilada.
Búscame gugueleando en tus mejillas un poquito más de información sobre lo bello de este mundo, después de haber mostrado, sin remedio, lo peor de mí.
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