Si te apagas déjame encender la luz.
Coge tus cosas y lárgate de allí.
De ese mundo en el que recoges lo que destroza sin querer.
Coge tus cosas y tíralas por la ventana.
Ahora empieza todo.
Y no olvides que, aunque te pregunte,
nunca hizo demasiada falta dar detalles para saber qué ocurre
por tu cabeza y mi cabeza corren las mismas palabras
sólo que las mías se escapan a lo bestia si abro la boca.
No te diré que no estés triste.
No te diré que dejes de dar vueltas por la noches,
preguntándote el por qué.
Sólo espero que sepas dónde estoy
en los ratos en los que el silencio ya no es suficiente.
Sólo cáele bien al tiempo para que acabe con los recuerdos cuanto antes.
No tardes en cerrar el proceso
que tengo un aplauso preparado para cuando sonrías, Vir.
Etiquetas: Titolina
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